sábado, 20 de septiembre de 2008

NO ES PAÍS PARA VIEJOS

NIEVA EN TODA IRLANDA

¿Quién eres tú? La muerte. ¿Es que vienes por mí? Hace ya tiempo que camino a tu lado... y el día a día de Max Von Sydow se convertía en una partida – de ajedrez – entre la vida y la muerte.
Los Coen beben de El séptimo sello de Bergman, No es país para viejos trata del azar, del destino y de la muerte - la vida como derrota, la muerte como única seguridad.
Llewelyn Moss (Josh Brolin) quiere cambiar su destino cuando encuentra en el desierto una maleta llena de dinero, Llewelyn se cree capaz de ganar la partida, todavía es joven, hábil y conserva ciertas ilusiones. El sheriff Moss (Tommy Lee Jones) que se hace viejo acaba por acatar la derrota. Sólo queda esperarla.
La película está estructurada como el viaje del héroe, Llewelyn, en su intento de escapar de una certeza, su muerte. Lo atestigua el desierto y la magistral secuencia de su huida del infierno, el paso por el río – la laguna Estigia – y su lucha con el perro – Cancerbero – que intenta evitar su fuga.
La muerte ludópata con flequillo grotesco tiene su propia moral aplastante, no se enroca, busca el jaque con la naturalidad del aire comprimido y en botella y la azarosa duda de un cara o cruz. Así es la vida, y la muerte; Bardem lo entiende a la perfección por eso eleva hasta el Olimpo a su hado Anton Chigurh.
El cine de los Coen a veces ha sido genial como en Fargo, El gran Lebowski o El hombre que nunca estuvo allí, pero nunca tan poético ni cercano al alma. No es país para viejos es a la vez certeza y tristeza, como Joyce en Los muertos y Huston en Dublineses: “Piensa en todos los que fueron desde el principio de los tiempos. Y yo, tan pasajero como ellos apagándome en su mundo gris, como todo lo que me rodea. Ese sólido mundo que construyeron y en el que vivieron, se reduce y desaparece. La nieve cae, cae en el cementerio solitario donde está enterrado Michael Furey. Desciende ligera por el universo y ligera desciende, como el descenso hacia el último fin, sobre todos los vivos y todos los muertos”.

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